sábado, 5 de noviembre de 2011

Calaveras Literarias

Se acerca el 2 de noviembre
y ya se empieza a murmurar
que la calaca chimuela
a la 44 va a llegar.

Isaías Pérez Luna se quedó azorado
al ver que el esqueleto rumbero
el paso le había ya ganado,
pues empezó a pasar lista
con todo el profesorado.

Gabriel, Patricio y Carlos
se echaron a correr,
a la catrina coqueta
pensaron en distraer,
pero ella enamorada
a Patricio quería atraer
para que allá en el camposanto
fuera el profe su querer.

Itzel, Luisa y Cristina
de la mano se tomaron
encomendando su alma al Creador,
pues su turno había llegado
aunque lo único que sentían
es que todavía no habían cobrado.

Estaba la Profra. Susy
desayunando su cafecito
cuando alguien la llamó
en un tono muy despacito:
"Te invito a dar la vuelta,
pero allá en lo oscurito,
en el cementerio mayor
tienes un buen lugarcito;
allá comeremos también
bombones, dulces y chocolatitos".

Cristina, muy entristecida,
la muerte de Susy lloraba,
la ofrenda de ella le ponía
aunque fuera por temporada.

Hasta con los choferes arreó
la muy flaca condenada:
cuando al señor Miguel vio
de él quedó muy impactada
con el Buki lo confundió
y aseguró la cantada.

Próspero se salvó
por un pelito de rana
con la parca se mochó
y a él no le pasó nada
muchos años vivió
hasta que le salieron canas.

En la penumbra se fueron
todas las almas llorando
que como buenos maestros
todos iremos marchando.

Algunos no lo aceptaban
otros se resignaban
pero los alumnos mañosos
con la parca cooperaban
y con un pedazo de cuerda
a los profes amarraban.

Y la escuela quedó vacía
sin que nadie la gobernara,
pues a toda la chamacada
nada les importaba
sólo pasarla bien
como en los cuentos de hadas
aunque después se den de topes
y sean unos buenos para nada.

René Alejandro López Gómez
1º "C"